“La Compañía” sigue un modelo de producción inteligente que condiciona el uso de cada material de forma rigurosa; esta obra nos interesa además de todo lo anteriormente expuesto por ser un texto de una dramaturga mexicana contemporánea. La puesta en escena ha privilegiado la presencia del actor como elemento central e imprescindible del espectáculo.
En cuanto al aspecto espacial, “Lluvia de Sombras”, al ser una obra minimalista, dúctil y dinámica, tiene la capacidad de adaptarse a cualquier espacio cerrado. Unas cajas de cartón, un bote de pintura, y varias bolsas negras de basura nos hablan de un aquí y un ahora, un exterior y un interior, un afuera y un adentro, un misterio y una develación.
Un hielo y un picahielos son elementos mínimos indispensables tanto para evitar la putrefacción como para lavar culpas.
El trazo de la puesta en escena es preciso, breve pero con una carga de intensidad que nos remite a un golpe tras golpe.