Detrás de un victimario, existe la historia de una víctima. Un patrón que se repite como forma de comunicación; cómo aprender a dar un abrazo cuando en casa la relación de los padres es a gritos o golpes. ¿Cómo dar un beso cuando los padres no tienen tiempo de mostrarse afecto porque hay cuentas que pagar? ¿Cómo confiar en la gente cuando la primer persona en la que depositamos nuestro ser completo, nos da la espalda?
Maria es una mujer con una gran capacidad de amar, pero de forma malentendida. Conoce el amor desde muy niña, pero le representa dolor, abandono, perdida. Se entrega, pero con miedo, aprendió que quien la ama la ha de herir como muestra de cariño y el medio del que se rodea, sólo es una consecuencia, para ella válida, de lo que vivió en su casa.
Un personaje femenino, que nos deja ver en su historia, que una madre, no por serlo se le derpierta el "instinto materno" y lejos de ello, puede albergar celos y rencor hacia su hija que de ser abusada, se vuelve una mujer manipuladora y abusadora, que por sus acciones puede ser juzgada aún cuando el camino no lo eligió ella y al desear cambiar el rumbo puede ser muy tarde.
Un personaje de Bea Cármina que despierta compasión y rabia, al que es un placer darle vida en esta puesta en escena.
Los espero en el Foro Shakespeare para presentarles a María, los sábados, hasta el 21 de marzo, en punto de las ,19:15 horas.
Karla Servín
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