Para Jefté, la vida es
un reiniciar de cero en donde tiene que probar su preeminencia en cada
reinicio, su existencia como macho Alfa, guía, líder, dictador y verdugo. En el
filo del abismo de la nada se fabrica alas negras, con las que alcanza alturas
insospechadas para poder localizar a sus presas, rastrearlas, apoderarse de
éstas aunque sólo sea para probarse así mismo. El objetivo primero es el poder
que ejercerá sobre esos seres tan despreciables como plagas de cucarachas. El
dinero se le dará por añadidura. Y con éste se le facilita la compra de
conciencias sin conciencia, erigiéndose ante los más débiles en estatua
gigantesca de bronce ante la cual se nulifican.
Lo irracional no
es "no asumir" lo racional, sino afirmar que la vida carece para
otros de sentido, por lo que puede aplastarlos, desmembrarlos o enterrarlos en
bolsas de basura. Y crecer e ir creciendo a ojos suyos y de otros; enemigos y
amigos, reconstituyéndose como titán invencible cuyo sentido de vida
es depredar otras vidas con el fin de dar sentido a su existencia.
Él, Jefté, el
magnífico, el omnipotente, el eterno, el que frente al abismo se
abisma como dios, principio y fin, tiene una debilidad, un talón de
Aquiles, un dáimôn, un demonio que acecha el momento para escurrirse entre
los pliegues varoniles de ese objeto temido, representación del amor odiado,
para ennegrecer su mirada, para saltar clavando sus garras en el
pálpito de ese corazón Jeftéiano cuyo placer es ver como su mano desangra.
¿Quién vencerá en esta
lucha a muerte?
"Lluvia de
Sombras", desde el 17 de enero en el Foro Shakespeare.
Una obra de Bea Cármina.
Dirección: Roberto
Gutiérrez.
Con: Héctor Illanes
como Jefté.
Karla Servín como María.
Bea Cármina como Magdalena.
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